domingo, 20 de noviembre de 2011

Disfunción de la Integración Sensorial en los niños

La Integración Sensorial es la capacidad que tenemos de captar la información de nuestro cuerpo y entorno, interpretarla y utilizarla para desenvolvernos en nuestra vida diaria. Cada estímulo que recibe cualquiera de nuestros sentidos, no es sólo un estímulo, sino también un aprendizaje, que influye en la formación de nuestra personalidad con los años. Este proceso como tal finaliza aproximadamente entre los 7 a 8 años de edad.

Para ser herramientas útiles y eficientes de este desarrollo, los sentidos deben trabajar juntos, pues los estímulos no vienen por separado, sino que cada sentido lo interpreta de acuerdo a su función, integrándolo en una sola "imagen global". Cuando dicho proceso de integración tiene dificultades para organizarse, se manifiestan una serie de síntomas en la calidad del desarrollo, en el aprendizaje y en la conducta.

En este proceso, no sólo intervienen los 5 sentidos externos conocidos por todos (oido, vista, tacto, gusto, olfato), sino también los internos: Táctil, Vestibular y Propioceptivo.

El sentido táctil va más allá del contacto físico. Si bien lo incluye, también comprende la conciencia corporal, el planeamiento motor, la percepción visual, el apendizaje académico, la seguridad emocional y las habilidades sociales. Los niños con alguna alteración en él pueden demostrar reacciones exageradas o nulas frente a experiencias físicas; les puede disgustar ser tocados o estar rodeado de gente, o por el contrario buscar el contacto agresivo (empujarse contra la pared o contra la gente, por ejemplo); es conquilloso en exceso; evita usar las manos o coger objetos por mucho tiempo.

El sentido vestibular es una base para la orientación del cuerpo, se encarga de la coordinación y el movimeinto de ojos, cabeza y cuerpo. Los problemas que surgen cuando falla este sentido pueden ser que no pueda bajar la mirada de la pizarra al cuaderno sin perderlo de vista, dificultad para caminar sobre superficies irregulares, no puede hacer equilibrio en un pies por el tiempo normal, poca tolerancxia a los juegos infantiles en los parques.

El sentido propioceptivo, vinculado al anterior, se encarga de darnos un conocimiento exacto de la posición de nuestro cuerpo. Por él podemos montar bicicleta, manipular objetos con las manos, sincronizar ambas piernas para caminar, etc. Algunos niños pueden tener problemas en este sentido cuando se les ve sostenerse la cabeza con las manos mientras escribe, se vuelve sensible al movimiento con náuseas y mareos, se mece en la silla, no sube o baja escaleras o pendientes con facilidad, o es temeroso de los juegos de movimiento en espacios.

Todas estas anomalías, además de las que se producen en los sentidos tradicionales, provocan un incorrecto proceso de integración sensorial que producirá en el niño una deficiente evolución de su desarrollo fisico, social y emocional. De detectarse algunas de las situaciones descritas, se recomienda descartar el problema consultando a un especialista


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