Transformar el primer día de clases en un evento de dimensiones es cargar demasiada presión sobre un pequeño.
Contarle que está creciendo y que al igual que todos los niños de su edad, debe ir al colegio, usar uniforme y aprender cosas nuevas. Explicarle que va a jugar y hacer actividades parecidas a las que hacía en el jardín infantil, como pintar y recortar.
Cada vez que se converse sobre el tema, los adultos deben mantener una actitud positiva y alegre, que también se traspasa al niño.
Conviene dejar todo preparado la noche anterior sin que el pequeño perciba un movimiento inusual en la casa. Tener listos los útiles, la colación, la ropa e incluso el baño del niño, evitará retrasos por la mañana, que podrían generar una situación estresante.
Seguramente el pequeño deberá levantarse a una hora distinta de lo habitual por la mañana, de modo que es necesario que se duerma temprano para descansar lo suficiente.
No es necesario insistir una y otra vez en que al día siguiente irá por primera vez al colegio. Basta con que lo tenga presente.
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