“¡Ordena tu cuarto!” es el grito que se oye en muchos hogares a diario. El niño se limita a arrojar miles de objetos en algún cajón, armario o baúl, y dos días después, el mismo estado caótico invade su habitación.
Dentro de la organización familiar los niños no deben hacer las tareas de los padres, pero hay ciertas cosas en las que pueden colaborar y con las que harán de la casa un ambiente más agradable. Además, si se les enseña a tener ciertos hábitos, se estarán forjando como adultos ordenados.
Estos valores harán de ellos adolescentes y adultos conscientes de lo que es vivir en una casa ordenada, sabrán lo que es trabajar en equipo y entenderán que lo que hagan o dejen de hacer tendrá repercusiones en la vida de quienes los rodean.
La colaboración, fundamental
A medida que van creciendo, deben implicarse en tareas algo más importantes. Pero hay un tipo de ayudas más exigibles que otras. Es importante dejar claro que la familia es un equipo y que la colaboración no es un castigo.
Mantener su habitación, escritorio y armario ordenados.
Preparar su ropa de colegio para el día siguiente.
Hacer la cama, por lo menos los fines de semana.
Contestar el teléfono cuando suena y tomar nota de quién llama.
Recoger lo que está tirado en cualquier parte de la casa.
Comprar el pan o el periódico: si está cerca de casa y no se expone a ningún peligro.
Poner la mesa y recogerla, colocando los platos, los vasos y los cubiertos en el lavavajillas.
Cuidar a los hermanos menores a partir de los 15 años, por tiempo limitado y mientras no se le imponga como obligación, sino que sea una colaboración esporádica.
Lo que los padres debemos evitar
Discriminar por sexo a la hora de distribuir las tareas.
Cuando colaboren, ir detrás corrigiendo lo que hacen. Hay que darles tiempo para aprender.
Olvidar pedir las cosas por favor y no reconocer sus esfuerzos.
No predicar con el ejemplo. Los niños lo imitan todo.Facilitar el orden en su cuarto
Es importante involucrar a los niños en el esfuerzo y apoyar sus logros. Pero para organizar la habitación infantil, ésta debe adaptarse a ellos y así facilitar que las cosas estén en orden.
Usar contenedores a la altura del suelo para guardar juguetes, cajas de plástico abiertas para guardar calcetines y ropa interior, y organizadores para las revistas y cómics; videojuegos y CDs.
Guardar aparte la ropa que no corresponde con la temporada y eliminar juguetes que nunca se usan, e incluso objetos de la casa que no corresponden a esa habitación. La solución es clasificar, almacenar y simplificar.
Calculando la corta estatura de los niños, es mejor comenzar ordenando desde abajo, e ir subiendo paulatinamente. Los objetos más usados deben encontrarse más abajo, en estantes, cajones o en el suelo. Los niveles superiores son designados para las posesiones usadas con menor frecuencia.
Las etiquetas son de gran ayuda. Dibujos con calcetines, muñecas o lápices ayudarán al niño a recordar para qué sirve ese lugar de guardado. Si ya saben leer, escribir letras grandes. Conviene colocarlas dentro y fuera de los cajones, en los bordes de los estantes y sobre las cajas de zapatos. Un divertido juego es buscar la etiqueta apropiada del objeto y guardarlo donde corresponde.
Preparar una lista de comprobación diaria sencilla para el mantenimiento y crear una rutina: la recogida de la mañana (llevar la ropa sucia al cesto para lavar y vestirse) y la recogida de la noche (guardar los juguetes antes de lavarse los dientes e irse a dormir).
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